Piden no generalizar a todas las agrupaciones. Dávalos reconoce que existen 12 agrupaciones que son consideradas de alta peligrosidad, no solo porque consumen sustancias ilícitas, sino porque se dedican al microtráfico en los barrios que son sus territorios y trabajan en redes con otros distritos de la capital cruceña. "Pero la gran mayoría de estas agrupaciones juveniles no tiene estas características y si cometen algún delito, es algo aislado, porque realizar delitos graves no es la razón de ser de estas agrupaciones juveniles", destacó Dávalos.
Agregó, además, que por estas 12 pandillas se piensa que todas tienen estas características. "Entonces se las relaciona desde el ámbito policial, de manera equivocada, cuando debería hacerse desde el ámbito de las políticas sociales", comentó.
También destacó que otra de las razones para la formación de pandillas es debido a que las familias no están cumpliendo el rol que deberían realizar, y eso suceden tanto en familias ricas como en familias de bajos recursos.
No se ven políticas públicas para afrontar el problema. Dávalos también resaltó que existe una ausencia de políticas sociales para evitar el fenómeno de las pandillas, y además existe un desconocimiento y un enfoque inequívoco sobre esta problemática. "No son políticas sociales, que cada vez que existan problemas con estas agrupaciones se deba sacar a la Policía a las calles porque estas son reacciones frente a un hecho ya consumado. Por ello se tienen que tomar medidas adecuadas que estén enfocadas únicamente a lo que es la naturaleza del problema que se quiere encarar, además de las políticas preventivas educativas y no solo políticas de reactiva criminalización", manifestó el investigador.
Álvaro Puente, psicopedagogo, coincide con la falta de políticas por parte de las autoridades y la sociedad en general. Primero pone a los medios de comunicación, de los cuales dice, que no tienen una programación educativa, como programas de investigación o películas y series de televisión que tengan un trasfondo más humano. "Segundo, existen algunos barrios donde se incentiva al teatro, el fútbol y otros. Entonces estas actividades, que son positivas, vendrían a ser un antídoto ideal para que los niños y jóvenes se mantengan ocupados en actividades sanas", dijo.
Agregó que estas actividades nunca tienen el apoyo suficiente de las autoridades, y por ello no tienen el suficiente presupuesto para poder sostenerse. "Otra de las agravantes que existe, es que cada vez se forman más barrios y no hay quién fomente estas actividades sanas en los mismos".
Ven una desorientación en la sociedad. Por su parte, María Inés Galvis, representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) en Santa Cruz, agregó que los muchachos viven desorientados al igual que la familia, que es el núcleo de la sociedad. "Esto pasa porque no hay autoridades que estén aplicando medidas de protección o salvataje para que estos menores de edad vivan en buenas condiciones y que no se vayan a echar a perder", afirmó la activista.
Agregó, además, hace unas semanas se comunicó con las autoridades del municipio y de la gobernación, acerca de cuáles eran las políticas de estado que se estaban implementando en Santa Cruz con referencia a las pandillas, "esto porque no existe un solo barrio en la ciudad donde no estén estas agrupaciones".
La representante regional, de derechos humanos, además, dijo que las políticas se las harían llegar a las juntas vecinales para que estas las colaboren, "pero hasta ahora ni una de las juntas vecinales se ha pronunciado acerca de este tema y solamente se ven las denuncias por otras cuestiones como drenaje, iluminación y asfaltado, pero de lo otro nada.
Y es así como se olvidan de establecer medidas que arrojen respuestas positivas".
Finalmente volvió a recalcar que las prioridades de las juntas vecinales y las autoridades es preocuparse por los menores de edad que aún están confundidos, y por no seguir el modelo paterno o del tutor toman como modelo a los integrantes de las pandillas.
No ven viable el toque de queda. Durante la pasada Cumbre de Seguridad Ciudadana, el presidente Evo Morales comentó que algunas madres de familia le pidieron que se reponga el toque de queda, que imperaba en las dictaduras, como un mecanismo para frenar la inseguridad ciudadana. "Algunas madres preguntan cómo hacer, y en su imaginación piensan en un toque de queda, no siempre al estilo militar, me decían, pero alguna medida, eso pasa por la responsabilidad de la Alcaldía, Gobernación y Gobierno nacional, habría que empezar a planificar y debatir estos temas que se presentan", señaló el presidente Evo Morales.
Para Dávalos esta es una propuesta que está enmarcada dentro de las políticas criminales, la misma viola los derechos humanos enmarcados a nivel universal, "porque no se puede cortar el derecho a la locomoción de las personas, solo porque tienen una determinada edad, eso va contra el estado de derecho", destacó.
Resaltó que las medidas tienen que estar orientadas a fortalecer el rol de las familias, a modificar la estructura educativa del país, a generar opciones y oportunidades para los jóvenes en el ámbito de la capacitación técnica y cultural.
Norma presentada. En el mismo evento se presentó el Proyecto de Ley para endurecer las penas en los casos de delitos que cometen las pandillas juveniles. "La instrucción está dada, cumpliendo con la Constitución y verificando los tratados y los convenios internacionales que el Estado boliviano suscribió, se trabajó en un proyecto ley para endurecer las penas en sujeción con los alcances de derechos de niño, niña y adolescente", precisó Juan Carlos Aparicio, viceministro de Seguridad Ciudadana
De acuerdo a la autoridad, se analizó la posibilidad que los padres de familia o tutores de los presuntos integrantes de pandillas, asuman responsabilidades en el ámbito penal y en el resarcimiento de daños que pudieron ocasionar los menores de edad.
Estudio
Magnitud de estos grupos por distrito
Los datos del estudio “Inseguridad Ciudadana y Pandillas Juveniles” ubican a la gran mayoría de estas 170 agrupaciones juveniles en los distritos 1, 7, 8 y 12 (donde hay entre 20 a 30 grupos organizados), luego están los distritos 4, 5, 6 y 10 que cuentan entre 15 a 17 grupos, y por último los distritos 2,3 y 9 que tienen menos de 10 grupos organizados en estas zonas.
El informe también logró establecer que el total supera los 6.500 adolescentes y jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 10 y 24 años de edad.
Las actividades que distinguen a los jóvenes pandilleros del resto de los jóvenes, son las peleas colectivas en las que se enfrascan dos grupos distintos, y los robos. Actividades en las que demuestran un escaso sentido de responsabilidad hacia los que no pertenecen a sus grupos, hacia los jóvenes de otros barrios a los que buscan lastimar físicamente en cada uno de los enfrentamientos y hacia los transeúntes que se encuentran con ellos en sus esquinas. Los límites territoriales juegan un rol importante en los grupos juveniles, lo que conlleva confrontaciones entre los grupos de un sector y otro.
El análisis indica que estas peleas colectivas tienen su origen en los compromisos que resultan de la articulación de redes de ayuda mutua construidas por los jóvenes de un mismo vecindario desde muy pequeños.
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