Monday, April 30, 2012

Vecinos de Las Delicias cercan el barrio para prevenir delitos

Según el “responsable de calle”, Santos Fernández, este barrio tomó estas medidas se seguridad porque era víctima de asaltos a mano armada tanto en el día como en la noche. “En un taxi blanco, en minibuses y en otro tipo de movilidades, los delincuentes siempre rondaban por aquí, y nunca se los ha logrado agarrar porque podían escapar”, explicó las motivaciones de la iniciativa.

En una de las esquinas de su calle se colocaron tres llantas, enterradas en la calzada hasta la mitad para impedir el paso de motorizados. Los mismo sucede en otras cinco calles. Los vehículos autorizados sólo pueden acceder al barrio por una calle, que si bien está sin llantas también tiene otra medida de seguridad, pues allí se instaló una reja que cruza el ancho de la vía. Para ingresar por ella, es preciso contar con una llave, que únicamente poseen los vecinos de este barrio que tienen coches.

Los habitantes de este sector de El Alto, una de las ciudades con más problemas de inseguridad, buscan de esta manera resolver el problema. En esta zona operaban al menos tres bandas de cogoteros, que asesinaban a las personas estrangulándolas para robarles, y cuyos cabecillas fueron capturados.

Censo. Otro barrio que visitó La Razón, donde también se aplican medidas desesperadas en contra de la delincuencia es Santa Rosa, en el Distrito Municipal 1, donde los habitantes de la zona realizaron un censo para detectar posibles delincuentes camuflados como vecinos.

En Las Delicias, el colocado de llantas y de rejas no fueron las únicas medidas contra la inseguridad. También se instalaron luminarias y alarmas, todo con el aporte de los vecinos, pese a que el colocado de focos es una responsabilidad de la municipalidad. “La decisión fue asumida cuando encontramos a una chica totalmente desnuda en la calle. La botaron y seguro pensaron que la mataron , pero estaba viva. A la jovencita la habían violado, pero nadie logró ver lo que pasó porque ocurrió en la madrugada”, se lamentó Santos Fernández.

Las luminarias fueron colocadas al ingreso al barrio y las alarmas en seis puntos estratégicos de manera que se puedan escuchar en toda la zona. Estos aparatos se activan con botones instalados cada cinco viviendas, informó el presidente de este barrio, Máximo Ticona. “Si es que un vecino, que no tiene este sistema de emergencia, observa algo sospechoso debe aproximarse a una de las viviendas que sí tienen los botones o debe llamar al dueño para que conecte la alarma”, explicó sobre su funcionamiento.

Pero estos timbres no sólo se activan cuando hay sospechosos, sino habitualmente en simulacros para tener preparada a la gente. “Se han hecho (los simulacros) en varias oportunidades, esto tiene un propósito, la de actuar de manera acertada en caso de que algún delincuente sea encontrado infraganti”, comentó Ticona. A todo esto se suman los patrullajes permanentes, tanto de día como de noche, realizados por los vecinos organizados en turnos.

Pitos y petardos

Según el secretario de seguridad del sector norte de la Fejuve, Víctor Quenallata, algunas zonas alejadas del centro utilizan silbatos y petardos para alertar de la presencia de delincuentes.

La Fejuve socializa el plan de los brigadistas

La Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve) organiza el registro de los vecinos que formarán parte de las Brigadas de Seguridad Vecinal (BSV), los cuales tendrán la misión de patrullar sus barrios en coordinación con la municipalidad y la Policía.

El secretario de Seguridad de la Fejuve del sector norte de El Alto, Víctor Quenallata, indicó que el plan de las brigadas se encuentra en etapa de socialización. “Los que integren estos grupos serán voluntarios que recibirán instrucción de la Policía, pero no percibirán sueldo alguno”. Quenallata además informó que —por el momento— se capacita y socializa el plan con los presidentes de las juntas vecinales.

“Una vez que comunique a sus bases, el presidente deberá elaborar una lista y presentarla a la Fejuve, luego éstas serán enviadas a la Alcaldía y la Policía para que esta última lleve adelante los talleres de instrucción de cómo deben actuar en casos de emergencia y ante la presencia de delincuentes”, agregó el dirigente.

La Policía anticipó que el trabajo de los brigadistas será controlar la seguridad dentro de su zona, eso incluye la propuesta de los propios vecinos de hacer un rastrillaje de los nuevos inquilinos o personas sospechosas que vivan dentro de las urbanizaciones. Este trabajó, según el comandante de la Policía Comunitaria de El Alto, teniente coronel Raúl Grandi, deberá desarrollarse en coordinación con la fuerza del orden para que los ciudadanos no se expongan a los peligros. El uniformado dijo que aguarda las nóminas.

‘Con el miedo no se puede salir ni a la esquina’

“Aquí han pasado muchos robos, incluso de día. Con el miedo no se puede, ni siquiera, salir a recoger a los niños del colegio o a la esquina. Una de las vecinas se ausentó media hora y luego se sorprendió con que le robaron su casa, lo mismo sucedió con otro vecino que sólo fue a almorzar”, recordó Justina Mamani, vecina de Las Delicias.

‘A los niños les quitan sus celulares y mochilas’

“A los niños del colegio les jalan sus mochilas, les quitan sus celulares y las niñas sufren manoseos de depravados, ha pasado en muchas oportunidades y los ancianos ya no tenemos fuerzas para defendernos, los delincuentes han osado jalar las bolsas y billeteras”, opinó Jazmín Tiñini Morales, otro vecino de Las Delicias.

‘Realizar rondas nocturnas es un esfuerzo grande’

Teófilo Sirparpa, vecino de Santa Rosa, es responsable de una de las calles. “Después de que encontraron a un cogotero en nuestro barrio tenemos mucho miedo y la gente está susceptible, hacemos rondas, recorremos las calles, pero a veces el frío vence a las personas mayores, por donde se lo vea es un esfuerzo muy grande”.

‘Apenas te descuidas te quitan el sombrero’

La proliferación de bandas delincuenciales provoca que las señoras de pollera ya no usen sombrero. “Mi madre usaba todos los días y se la veía bien, ahora nos gustaría seguir con esa tradición, usar y lucir en la calle, pero en el momento en que te pones y te descuidas te lo quitan”, comentó doña Flora, que vende en la Ceja.

Mujeres de pollera evitan usar sombreros

Sólo dos de cada diez mujeres de pollera respondieron —en un sondeo realizado en la Ceja— que aún usan sombrero; el resto no lo hace debido a la inseguridad, pues cuando lo exhiben suelen ser víctimas de robo.

Lo mismo sucede con topos, aretes e incluso mantas. “Ya no podemos usar un sombrero porque nos lo quitan, por eso llevamos uno de nylon, paja o lana, pero nunca de borsalino, excepto para fiestas, aunque en el trayecto al acontecimiento social a veces nos lo sacamos, así que sólo lo lucimos en el lugar de reunión”, dijo Rogelia Mayta, vendedora de la zona 12 de Octubre.

Estos sombreros pueden llegar a costar de 50 a 150 bolivianos los nacionales y hasta 1.200 bolivianos los confeccionados en el exterior. En las calles de la Ceja es común observar que las señoras de pollera reemplazaron su tradicional sombrero por gorras de lana, sombreros de tela con visera y hay otras que ya no usan nada sobre la cabeza para eludir a los ladrones.

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