Friday, December 30, 2016

La cárcel no cumple su objetivo de rehabilitación

Trabajé en cárceles durante 10 años y en ese tiempo he podido ver que la situación en todas es similar, hay un alto porcentaje de reincidentes.

La reincidencia ocurre porque la cárcel, como entidad rehabilitadora, no cumple con ese objetivo. El penal debería ser una institución con todas las garantías y servicios para que las personas que están ahí puedan enmendarse.

La cárcel no está cumpliendo sus objetivos por diversos motivos. Uno de ellos es que no tiene una infraestructura adecuada, persiste el hacinamiento, y por la falta de preparación de las personas que trabajan en los equipos multidisciplinarios de Régimen Penitenciario.

Se contrata a profesionales psicólogos, trabajadores sociales y abogados, que tienen poco bagaje en la especialidad forense. Son personas que entran al cargo apenas egresan de la universidad.

Otro motivo es que las personas privadas de libertad no toman conciencia de lo que han hecho, por lo que no trabajan para cambiar esta situación. La mayoría asegura que es inocente, por varios años.

Si una persona quiere cambiar sus hábitos de vida, debe tomar conciencia de que ha cometido un error, pero debe tener apoyo psicológico. Falta un trabajo interdisciplinario en las cárceles.

Además, la mayoría de los privados de libertad viven al día en el penal, es decir, trabajan en lo que pueden para subsistir y, tal vez, mantener a sus familias.

Asimismo, está la retardación de justicia. Muchas de las personas están detenidas preventivamente, por lo que salen de la cárcel sin el cambio de actitud, debido a que no han recibido el apoyo del equipo multidisciplinario.

Y algo que remata esta situación es que la sociedad tiene todavía prejuicios sobre las personas que han estado recluidas en los penales, cuando salen en libertad.

Una persona que ha estado en la cárcel es etiquetada por la sociedad como exreclusa y es rechazada a todo nivel familiar, social y laboral.

Esta persona tiene como único ámbito social a sus excompañeros de la cárcel y también a personas del hampa.

La mayor parte de las personas que está en las cárceles puede rehabilitarse, pero no todas. A quienes están en los penales se les realiza peritajes psicológicos y sociales para ver cuál es su capacidad para hacer frente a una determinada situación. Hay personas que han cometido delitos graves y tienen un tipo de personalidad difícil de cambiar, por lo que no podrán rehabilitarse. Por eso les dan una sentencia larga.

Pero, la mayor parte de las personas puede modificar sus conductas. Sin embargo, por falta de apoyo del equipo multidisciplinario en los recintos no se puede lograr este objetivo.

Asimismo, el hecho de que las personas estén mezcladas, sin clasificación por los delitos, afecta. Una persona que ha cometido un delito menor puede entrar con una medida preventiva y convive con las personas que han perpetrado delitos graves.

Y para sobrevivir adentro tiene que relacionarse con esas personas, lo cual influye de gran manera en su conducta, para que en el futuro pueda reincidir en la comisión del mismo u otro delito.

Cochabamba cuenta con siete penales

La ciudad de Cochabamba cuenta con siete penales, tres de ellos en Cercado, dos en Sacaba, uno en Quillacollo y la carceleta de Arani.

En Cercado están los penales de San Sebastián Varones, San Sebastián Mujeres y San Antonio. En Sacaba están El Abra y San Pedro, mientras que en Quillacollo está San Pablo.

Carlos entró a la cárcel cinco veces y ahora pide una nueva oportunidad

La historia de Carlos se resume en cuatro frases. Empezó a delinquir a los 12 años. Ha "pisado" la cárcel en cinco oportunidades. Tiene 16 hijos. Y cuando recupere su libertad quiere cambiar de vida, trabajar como "maestro" carpintero.

Tiene 42 años, mide aproximadamente 1.70 metros de altura y se encuentra convaleciente de una enfermedad que lo mantiene en cama desde hace casi 60 días, 21 de ellos en terapia intensiva.

"Tengo 16 hijos en diferentes mujeres", asegura el hombre y lanza una carcajada. Acota inmediatamente que no se trata de una broma.

Viste un corto blanco del equipo de fútbol Real Madrid, de España, pero aclara que es hincha de un club de Cochabamba.

La hija mayor de Carlos, que ahora cuenta 24 años, nació cuando él era todavía un adolescente de 16 años. El último de sus retoños acaba de cumplir tres años.

Las cinco veces que llegó al penal (todavía está encerrado) fue por robo. Confiesa que empezó a delinquir desde muy joven, cuando vivía en la calle y se juntaba con otros niños que estaban en la misma situación.

Carlos y sus tres hermanos fueron abandonados por sus padres a temprana edad. El tenía ocho años cuando su madre se fue con otro hombre y su padre se dedicó a beber.

Vivió parte de su niñez en el hogar Sayarikuy (Levántate), donde tuvo el apoyo y la orientación de la madre Estefanía.

El recluso afirma que casi todo lo que sabe lo aprendió en la calle, donde, en muchas oportunidades, sintió discriminación de parte de la gente.

Acota que para los exreclusos es bastante complicado conseguir un “trabajo digno”, porque los empleadores desconfían de ellos y no les dan una oportunidad.

Recuerda que después de salir de prisión, la primera vez que estuvo encerrado, empezó a trabajar en una carpintería, pero cuando su jefe se enteró de su situación, lo despidió.

En otra oportunidad, cuando descargaba unos muebles en La Cancha, la Policía, sin motivo aparente, lo detuvo. Le pidieron dinero, y como no tenía, lo encerraron.



PARA COMER

Carlos asegura que empezó a hurtar para comer, hace 30 años, pero no golpeaba a las personas “como sucede ahora”. Por las noches dormía en la estación de trenes y aprovechaba para robar trigo de los vagones que se encontraban en el lugar.

El trigo que sacaba de los vagones lo vendía a las comideras de La Cancha. Con este dinero adquiría ropa y alimentos “para poder sobrevivir”.

En esa época, los adolescentes que vivían en la calle inhalaban gasolina para drogarse. Después apareció la clefa (pegamento) y, finalmente, la marihuana, la cocaína y otro tipo de drogas.

Carlos tenía 12 años cuando fue detenido la primera vez por la Policía, acusado de robo. Estuvo un par de meses en celdas y durante ese tiempo era ayudante de los “jilakatas” (delegado de los internos). Hacía trabajos para ellos, por ejemplo, lavar el baño.

La primera vez que lo encerraron en la cárcel fue cuando tenía 16 años. Lo acusaron de haber robado una bicicleta al hijo de un dirigente vecinal de Valle Hermoso. Afirma que no cometió ese delito y que lo culparon tras un desfile identificativo en el que la víctima aseguró que él había cometido el delito.

Estuvo durante un año en el penal de San Sebastián. En ese tiempo -afirma Carlos- el penal era muy diferente. Había menos reclusos y más negocios, incluso espacios donde se comercializaba chicha.

"El control no era tan estricto como ahora, pero tampoco había tantas personas drogadictas".

Antes de ingresar al penal ya había nacido su primera hija, y el segundo estaba en camino.

Cuando salió de la cárcel, después de permanecer un año, trató de reformarse. Empezó a trabajar en una carpintería, pero como no ganaba lo suficiente volvió a delinquir con sus amigos.

Después de que su primera pareja lo abandonara para irse a Estados Unidos, conoció a su actual esposa, con quien mantiene una relación de dos décadas y tiene seis hijos.

La segunda vez que lo encerraron en el penal de San Sebastián fue por el mismo delito. Estuvo encarcelado ocho meses por robar accesorios de vehículos, guiñadores y otros.

La tercera y cuarta vez que lo encarcelaron fue también por robo.

Carlos asegura que desde el año 2000 no había cometido ningún delito. Se dedicaba a trabajar como chofer y carpintero. Había comprado un vehículo con los ahorros de varios años.

Se mantuvo sin cometer delitos hasta el año pasado, cuando volvió a reincidir. Fue detenido hace cuatro meses por ser “documentero”, es decir, hacerse pasar por policía y robar a sus víctimas. Asegura que fue acusado, pese a que es inocente, solo porque es compadre de quien sí cometió el delito.

Carlos puntualiza que él pasó por casi todas las especialidades en el mundo del hampa y por eso se considera un delincuente múltiple.

Cuando salga de la cárcel quiere cambiar de conducta. Considera que la vida le ha dado una nueva oportunidad, más aún después de haber permanecido en estado de coma durante 21 días.

Por el último delito que fue acusado todavía no lo han sentenciado y está en espera de que terminen las investigaciones.

La esposa de Carlos es quien se moviliza en busca de dinero y para que el abogado resuelva lo más pronto posible su situación legal.

Carlos estudió hasta quinto básico en la escuela Fidel Araníbar de la avenida 9 de Abril.

Si hubiera logrado concluir el bachillerato dice que le habría gustado ser policía (ríe). Segundos después recupera la seriedad e insiste en que hubiese sido un buen oficial, pero no tuvo la oportunidad de estudiar.

Cuando salga de la cárcel piensa trabajar de “maestro” carpintero y también de taxista. Sabe fabricar ventanas, puertas y otro tipo de muebles.



INTERNADO

POR UNA MUELA

Carlos tenía un fuerte dolor en una de sus muelas y acudió al dentista del penal para que le revise. No obstante, el médico le indicó que solo atendía a seis pacientes, por lo que él quedó fuera de la lista, pese a que le había explicado al galeno que padecía de diabetes.

El médico del penal le indicó que debía elaborar un informe para que le pudiesen derivar a un dentista externo. El trámite demoró cuatro días y en ese tiempo se le formó un absceso en la cara.

A causa de este absceso, agravado por la diabetes que padece, la salud de Carlos se deterioró a tal grado que tuvo que ser internado en terapia intensiva del hospital Viedma. Permaneció en estado de coma durante 21 días.

"Si hubiese tenido atención médica oportuna no habría pasado todo esto. El trámite para salir es muy burocrático".

El día que llegó al hospital no había una cama disponible y tuvo que esperar. Cuando finalmente lo subieron a la sala de internación, había perdido el conocimiento. En los 21 días que estuvo en terapia intensiva le apareció una úlcera en la parte baja de la espalda, agravada por la diabetes.

Ahora está mucho mejor, después de casi dos meses de tratamiento, pero en ese tiempo su familia gastó más de 30 mil bolivianos para la compra de medicamentos.

La familia de Carlos tuvo que vender todo lo que tenía para reunir el dinero: sus televisores, electrodomésticos y otros artículos que se había comprado a lo largo de varios años. Un familiar suyo le prestó alrededor de 10 mil bolivianos.

Carlos señala que Régimen Penitenciario le ayuda con el pago de la internación, pero él y su familia deben conseguir los recursos económicos para comprar las medicinas.

El recluso afirma que en el penal no hay ningún tipo de consideración con las personas que están enfermas, por lo que sus dolencias se agravan por falta de atención. Carlos pide a las autoridades de Régimen Penitenciario aumentar el número de médicos y que atiendan las 24 horas del día.

En el país hay más de 15 mil reclusos

Los penales de Bolivia albergan a más de 15 mil privados de libertad, según un último informe del defensor del Pueblo, David Tezanos.

“Sabemos que se ha disparado la cifra de personas privadas de libertad en el país, desde el año 2012. Hasta 2015 teníamos 13.600 y actualmente la cifra récord es de 15.200”, dijo a la ABI.

Los reincidentes son gente de pocos recursos o tienen alguna adicción

Muchas de las personas que ingresan a la cárcel po reincidir en el mismo delito son de escasos recursos y no han culminado sus estudios por falta de oportunidades, afirma la directora departamental de Régimen Penitenciario, Rocío Quipildor.

La autoridad agrega que otra característica de estas personas es que tienen algún tipo de adicción, a las drogas o al alcohol.

Quipildor admite que el hacinamiento es un problema en los penales de Cochabamba, pero que se trabaja para resolver esta situación con la construcción de infraestructura.



P. ¿Por qué una persona reincide en un delito?

R. Según los estudios y valoraciones que se realizan cuando una persona ingresa a un centro penitenciario, se ve que muchos de ellos son de escasos recursos y no cuentan con un nivel básico de educación.

Se puede percibir que estas personas provienen de familias disgregadas y que, la mayor parte de ellas, tiene alguna adicción. Lo que llama la atención es que se criminaliza la pobreza.



P. ¿Cómo incide la reincidencia cuando se procesa a una persona en la justicia ordinaria?

R. Los antecedentes de quien ha cometido un delito son tomados en cuenta por la autoridad jurisdiccional. La detención preventiva es una medida que se da para que la persona que está siendo juzgada no entorpezca el proceso. Es evidente que, de acuerdo al análisis y conocimiento de los jueces y de la norma jurisdiccional, los antecedentes pesan.

La autoridad jurisdiccional hará una valoración de los antecedentes de una persona antes de proceder a la audiencia de medidas cautelares y verá si procede la detención preventiva.

Pero la sentencia no se agrava, en caso de que la persona sea condenada.



P. El hacinamiento es otro problema en los centros penitenciarios.

R. Tenemos un hacinamiento muy elevado. El hecho de que haya tantos detenidos preventivos hace que los centros penitenciarios estén hacinados, porque hemos duplicado o triplicado la cantidad de su capacidad.

Para ello venimos trabajando como Régimen Penitenciario con dos proyectos que están avanzando. El primero con la Gobernación, la construcción de un segundo bloque en el penal de máxima seguridad de El Abra.

Un segundo proyecto que se tiene es el que se firmó entre el Ministerio de Gobierno, la Gobernación de Cochabamba y la Alcaldía de Arani. El objetivo es construir un complejo penitenciario para el departamento.

En este último proyecto los avances son buenos. Se está canalizando la transferencia de los terrenos a favor del Ministerio de Gobierno. Posteriormente se podrá plasmar el proyecto como tal con la construcción de los bloques.

Son proyectos a largo plazo, pero ya están establecidos para el departamento. Se debe tomar en cuenta que ningún penal, excepto El Abra, tiene la infraestructura para funcionar como tal. Son casas adecuadas e improvisadas.

Por ejemplo, la capacidad de albergue en el caso de San Sebastián Varones es de 320 personas, pero actualmente estamos con 703 internos.

P. ¿Qué trabajo realiza Régimen Penitenciario con los privados de libertad?

R. Régimen Penitenciario trabaja con un equipo multidisciplinario para atender a los más de 2.800 privados de libertad que viven en los penales de Cochabamba, tomando en cuenta que cada centro penitenciario tiene una característica particular

Este equipo está conformado por un abogado, un psicólogo, una trabajadora social, un odontólogo y un médico. Se cuenta también con un responsable en el área de educación.

Una vez que las personas privadas de libertad ingresan al penal, se les realiza una valoración médica, psicológica y social para ver en qué situación se encuentran.

En el área médica, por ejemplo, se les brinda talleres referentes a la tuberculosis y al VIH.

En cuanto al tema odontológico, se realizan campañas de fluorización y charlas de higiene bucal.



P. ¿Cuál es la importancia de la terapia laboral en los penales de Cochabamba?

R. En lo que se refiere al área social, Régimen Penitenciario realiza constantemente diferentes actividades. Una de ellas es la terapia ocupacional. Gestionamos la participación de los privados de libertad en ferias como Reincorpora, en la que participan específicamente personas privadas de libertad.

Los internos de las cárceles exponen y venden los trabajos que realizan al interior del penal. Este año se realizó la segunda versión de Reincorpora.

Asimismo, se canaliza los diferentes trámites que requieren los privados de libertad ante sus juzgados, mediante asesoría legal.

En el área psicológica contamos con dos profesionales para una población de más de 2.800 internos (hombres y mujeres). Esa es una limitante que nos impide llegar de manera integral a cada uno de ellos, pero se realiza este trabajo todos los días en los centros penitenciarios.

Mujeres afirman que no ver a sus hijos es un duro castigo

El único motivo de orgullo de María Alejandra, y su aliciente para seguir con vida, era su primogénito de 18 años. Sin embargo, hace seis meses se enteró de que su hijo se había convertido en un adicto a las drogas.

Dos mujeres que se animaron a relatar sus testimonios (una sigue en prisión y otra está libre) afirmaron que, además de estar encerradas, el mayor castigo para ellas es la desvinculación con sus hijos.

María Alejandra, de 52 años cumple una condena de 12 años en el penal de San Sebastián Mujeres por tráfico de drogas, y está enferma con artritis reumatoide, dolencia que le impide mover con normalidad sus dos manos.

La historia de esta madre se repite en muchas de las reclusas que están encerradas en la cárcel. Fue abandonada por su pareja, quien se hizo de otra mujer, y ahora debe lidiar sola con la educación de sus tres hijos.

Los niños de María Alejandra quedaron bajo la tutela de sus abuelos, pero “no siempre les hacen caso. Algunas veces reaccionan con rebeldía”.

La mujer que está encarcelada desde hace cuatro años, empezó a sospechar que algo raro pasaba con su hijo mayor cuando este la visitaba en el penal. Lo veía desganado, desaliñado, con poca energía y apenas pronunciaba algunas palabras.

La madre de María Alejandra le comentó que había visto a su hijo mayor con un grupo de jóvenes que aparentaban ser pandilleros y que, según los comentarios de los vecinos, se dedicaban a vender y consumir marihuana y cocaína.

María Alejandra presionó a su hijo para que le dijera la verdad y este le confesó que efectivamente consumía drogas, pero muy esporádicamente, solo cuando estaba con su grupo de amigos.

María Alejandra está en la cárcel por segunda vez, en ambos casos por tráfico de drogas.

La primera vez, según cuenta, tuvo éxito cuando llevó estupefacientes a Chile. Logró llevar a ese país casi un kilo de droga, trabajo por el cual le pagaron 1.500 dólares, dinero que le sirvió para alimentar a sus hijos y comprar ropa.

La mujer, al ver que se podía ganar “buen dinero” por trasladar droga al exterior, se animó a realizar este trabajo por segunda vez. Sin embargo, fue detenida en la tranca de Suticollo. Después de un proceso en la justicia ordinaria fue condenada a nueve años de presidio. Salió en libertad después de cumplir parte de su sentencia.

Por un par de años se dedicó a lavar ropa para sus vecinos en el barrio donde vivía, en el municipio de Colcapirhua. Pero como las necesidades de sus hijos se multiplicaban, se animó a llevar nuevamente droga al exterior. En la segunda oportunidad le ofrecieron una paga de 2.200 dólares por lleva un kilo de droga, camuflada en medio de unas artesanías.

La mujer cree que alguien la delató, porque policías antinarcóticos subieron al bus en el que viajaba y se dirigieron directamente hacia ella. Encontraron la droga en su equipaje y la detuvieron preventivamente. Un nuevo proceso en su contra le envió al penal por 12 años.

Sus padres le ayudan con la manutención de sus hijos, pero por su avanzada edad (tienen más de 85 años), no tienen vigor para llamarles la atención cuando se portan mal.

El mayor de los hijos de María Alejandra tiene 18 años y los menores, dos gemelos, cumplieron ocho en julio pasado.

La mujer afirma que quiere cerrar este capítulo “negro” de su vida y comenzar de nuevo, pero esta vez en “serio”.



EN LIBERTAD

Mirtha ha caído cinco veces en prisión por estafa con víctimas múltiples, y ahora goza de libertad, desde hace dos años.

Esta mujer de 49 años accedió a hablar con este medio con la condición de reservar su identidad, para no ser estigmatizada por sus vecinos.

Durante los últimos 20 años había vivido en un barrio de la zona sur y cuando salió de la cárcel decidió, por el bien de su hijo, mudarse a la zona oeste de la ciudad. Prefirió no mencionar el barrio.

En el penal, en las cinco veces que estuvo, Mirtha aprendió a elaborar manualidades y ahora está vendiendo adornos navideños.

Reconoce que en las cinco oportunidades que la encerraron había engañado a muchas personas valiéndose de un terreno, el anticrético de un departamento y la promesa de créditos con bajos intereses de un organismo internacional.

Mirtha pedía a sus víctimas pagos para “realizar algunos trámites” y cuando reunía una buena cantidad, desaparecía.

Después de estar oculta por seis meses, se cambiaba de nombre y empezaba a maquinar un nuevo plan.

Mirtha confiesa que en el penal sufrió muchas vicisitudes, pero conoció a mujeres que le enseñaron a pensar de una forma diferente. “Pero también hay personas que buscan hacer daño a los demás”.

Reincidentes alegan su inocencia o dicen que estaban drogados cuando delinquieron

Aseguran ser inocentes o que cometieron delitos cuando estaban bajo el efecto de las drogas o del alcohol. Cinco reclusos de dos penales de Cochabamba accedieron a contar sus historias a OPINIÓN, pero con la condición de mantener en reserva su identidad para evitar represalias en su contra.

Javier es uno de los reos reincidentes que cumple una condena en el penal de San Sebastián Varones. Tiene 22 años y fue encarcelado por primera vez a los 18. Es de contextura mediana, rostro delgado y pómulos sobresalientes.

Para contar algunos pormenores de su vida, Javier hace un paréntesis en su trabajo de "taxi" que realiza en la cárcel. Él se encarga de buscar a los internos del penal cuando tienen visitas o de llevar encargos de un lado a otro. La paga que recibe es de uno o dos bolivianos, de acuerdo a la voluntad de la persona que requiere de sus servicios.

El dinero que reúne durante el día lo invierte en comida y ropa.

La última vez fue detenido por robar un celular a una adolescente en la avenida 6 de Agosto, al sur de la ciudad. Afirma que caminaba con sus amigos por esta zona y uno de ellos arrebató el teléfono móvil a la joven y se lo dio a él para despistar a su víctima.

Fueron detenidos por dos policías que se encontraban en el lugar. Uno de ellos lo revisó y encontró el aparato en su poder.

Javier es el menor de cuatro hermanos y vivía con sus padres en la zona sur de la ciudad, en Villa México. Está encerrado en el penal desde hace cuatro meses y espera con ansiedad su audiencia que se realizará en el mes de febrero de 2017. Quiere recuperar su libertad.

La primera vez que Javier fue sentenciado y enviado a la cárcel tenía 18 años, en 2012. Recuerda que él se encontraba en la Coronilla, caminando con varios de sus amigos, cuando asesinaron a una persona. Un par de horas antes había consumido bebidas alcohólicas. Una mujer lo acusó de ser el asesino del hombre y la Policía lo detuvo. Estuvo preso un año y tres meses.

La segunda vez que entró a la cárcel fue por robar una bicicleta en la zona sur, en la avenida 6 de Agosto. Un adolescente había ingresado a un café internet y dejó su vehículo de dos ruedas afuera del local, sin seguro. Javier aprovechó esta circunstancia, tomó la bicicleta, se montó en ella y se dio a la fuga. El encargado del internet fue testigo del robo y empezó a gritar.

Un patrullero que circulaba en motocicleta por esta avenida inició la persecución y lo detuvo a cinco cuadras del lugar. Estuvo seis meses en el penal. Salió a finales de 2014.

La tercera vez que cayó en la cárcel fue por el robo de un celular.

Javier no culminó sus estudios. El último curso que hizo fue el sexto grado. Para no enfrentar la ira de sus padres, porque se había aplazado, escapó de su hogar y vivió en las calles. "Me dediqué a la mala vida, conocí malas amistades que me incitaron a robar".

Cuando salga de la cárcel quiere trabajar en un taller de carpintería o en construcción, como ayudante de albañil, hasta convertirse en "maestro".



SU SEGUNDO HOGAR

David asegura que ha pasado un poco más de la mitad de su vida entre rejas. Tiene 46 años y la primera vez que estuvo encerrado contaba con 22.

"Estaba drogado. Era consumidor y necesitaba para comprar. En ese época conseguíamos marihuana por la plaza Colón. No tenía otra opción, tenía que robar", rememora.

El 17 de julio de 1992 (recuerda bien esa fecha) llegó hasta el puente de Quillacollo junto con uno de sus amigos, a quien le decía "Pelé", por su habilidad para dominar el balón.

Vieron a un ciclista que se acercaba al puente desde la rotonda Perú, y cuando llegó hasta donde ellos estaban, se abalanzaron sobre él. No se conformaron solo con quitarle su bicicleta, sino que también lo golpearon hasta fracturarle la nariz. Cuando escapaban con su botín, hacia la ciudad, se tropezaron con dos policías que iban en un patrullero, quienes procedieron a arrestarlos.

David y su amigo "Pelé" estuvieron durante ocho meses en la cárcel, acusados por robo agravado.

Tras salir del penal, David consiguió un trabajo como sereno en una carpintería por el kilómetro tres de la avenida Blanco Galindo. Una noche, su amigo "Pelé" lo encontró. Le propuso que sacara herramientas del taller que cuidaba y él se encargaría de venderlas a buen precio. Al principio se resistió, pero después se dejó seducir por el dinero que recibiría.

Al percatarse de que se habían perdido varias herramientas, el dueño sospechó de su sereno y lo denunció. David terminó por confesar y entró por segunda vez a la cárcel, el 16 de febrero de 1994, el día de su cumpleaños.

Desde esa fecha hasta el presente, David ha visitado el penal en cuatro oportunidades más, por robo agravado en dos ocasiones, tráfico de drogas en una, y por homicidio la última vez.

En las múltiples veces que delinquió, señala que había fumado marihuana y que no "sabía lo que hacía". Actualmente cumple una condena de doce años.

David considera que "a la fuerza", la cárcel se ha convertido en su segundo hogar, donde ha hecho muchos amigos, pero también enemigos peligrosos.

Tiene dos hijos a los que no ve hace seis años y su pareja decidió separarse de él en 2012, cuando fue acusado por homicidio.



POR UN DESCUIDO

Martín tiene 45 años y está encerrado en la cárcel por segunda vez. Asegura que fue víctima de un descuido judicial, por no presentarse a una audiencia.

Fue encerrado en el penal por "cuestiones patrimoniales", de dinero.

Debía asistir a una audiencia como parte de un proceso en la justicia ordinaria y como no se hizo presente, lo declararon rebelde e instruyeron su aprehensión.

La primera vez que estuvo encerrado en la cárcel fue también por un problema patrimonial, por el delito de estelionato.



ESTABA BORRACHO

Héctor tiene 33 años y en los últimos ocho años fue encarcelado en cuatro ocasiones.

En 2008 fue encerrado en la cárcel acusado de robo. Había ingresado a una casa con dos personas.

Argumenta que la primera vez que entró a robar estaba "mareado". Se había encontrado con sus amigos, quienes le propusieron ir a "trabajar" (robar). Como él estaba envalentonado por la bebida, aceptó de inmediato. Entraron a una casa, pero fueron descubiertos por los vecinos de la zona. Los llevaron a un descampado y los garrotearon. Producto de esa golpiza, Héctor tiene en su cabeza una cicatriz de unos 10 centímetros que muestra apartándose parte de su cabello.

Recuerda que lo golpearon con un palo grande, que parecía el mango de una picota. Después de haber recibido el golpe se desmayó.

La primera vez estuvo ocho meses en la cárcel, por robo. Salió rápido porque optó por el procedimiento abreviado y la condena se redujo.

La segunda vez “estaba también borracho”. Le pillaron cuando robaba en una vivienda de la zona de Vidriolux, al sur de la ciudad. Se encontraba solo. En esa oportunidad le volvieron a golpear y estuvo en el penal 13 meses.

La tercera y cuarta vez que lo volvieron a detener, por robo en viviendas, asegura que estaba también con algunas copas demás. La última vez lo encontraron por la zona de Champa Rancho, por detrás del enmallado del aeropuerto.

En su defensa, señala que la última vez ni siquiera había entrado a robar. Dice que otros ya habían ingresado a una vivienda y él pasaba por el lugar. Fue acusado de haber participado con los otros. Los vecinos lo volvieron a golpear.

En la cárcel ayuda a lavar ropa y trabaja como "taxi" para sobrevivir.

Cuando salga del penal quiere trabajar en alguna carpintería porque él asegura que es muy hábil en el manejo de las herramientas y máquinas, y quiere reivindicarse con la sociedad. Antes de entrar al penal, fabricaba puertas y marcos, además de otros muebles.

A los 18 años empezó a tomar alcohol y a delinquir. No terminó de estudiar. Cursó hasta primero intermedio. Si hubiese tenido la oportunidad de concluir su formación, afirma que le hubiese gustado ser técnico en mecánica.

Héctor dice que se arrepiente de lo que hizo en los últimos ocho años de su vida y afirma que no volverá a tomar alcohol y menos robar, porque "la quinta vez no me van a querer soltar".



QUIERE VENDER

COMIDA DE SU PAÍS

Es extranjero, pero vive desde hace 10 años en Cochabamba. Tiene la nacionalidad boliviana.

Cuenta 41 años y está en la cárcel desde hace 27 meses, acusado de robo.

Rafael llegó a Bolivia después de conocer mediante internet a la mujer que sería su esposa. Tiene una hija de ocho años y a causa de su adicción se separó de su pareja, hace dos años.

El año 2008 entró a la cárcel por llevar droga. Reincidió en este delito y lo encarcelaron nuevamente en 2011. En 2013 y 2014 lo encerraron por robo.

Antes solía traer ropa al por mayor de su país de origen para venderla al menudeo en Bolivia.

Ahora recibe solo las visitas de su exesposa. Para sobrevivir en la cárcel vende algunas artesanías a las personas que ingresan para visitar a sus familiares.

Su registro señala que el año 2008 y el 2011 entró a la cárcel por la Ley 1008. La primera, cuando iba a su país de origen a comprar ropa, llevaba 370 gramos de droga. Asegura que la cocaína era solo para su consumo, pero en la audiencia, cuando lo procesaron, le imputaron por tráfico.

Él les explicó que era un consumidor, un adicto, y que incluso había estado internado en el psiquiátrico San Juan de Dios.

Recuperó su libertad en cinco meses.

El año 2013 cometió un robo en una vivienda de la avenida Santa Cruz, por lo que la Justicia lo condenó a 11 meses de privación de libertad. Rafael asegura que había tomado una chamarra, una billetera sin dinero y una máquina de teléfono fijo, pero al verse descubierto, antes de salir, arrojó los artículos adentro.

La última vez que cometió un robo fue el 12 de agosto de 2014, en Cala Cala. Las cámaras de videovigilancia lo filmaron cuando sacaba electrodomésticos. Y como él tiene varios tatuajes en los brazos y cuello lo identificaron.

Se sometió a procedimiento abreviado y fue condenado a dos años y ocho meses de prisión. Cumplió siete meses y espera su libertad para el 12 de mayo de 2017. Cuando salga quiere vender comida típica de su país.

Afirma que en los últimos años se dedicaba a robar para comprar droga. Agrega que ahora evita fumar marihuana. Pero, según algunos de sus compañeros, sigue drogándose cuando puede, en algún recoveco del penal.

El 30 por ciento de los encarcelados en la Llajta cometió antes otro delito

Una persona que recuperó su libertad tras permanecer varios meses encerrado en un penal de Cochabamba, volvió a delinquir al tercer día y fue recluida nuevamente.

La directora departamental de Régimen Penitenciario, Rocío Quipildor, relató que esa persona ingresó a la cárcel en tres oportunidades por robo agravado, como reincidente, “no obstante que se le brindaba la terapia correspondiente, tanto psicológica como social”.

Lo que llama la atención en esta y otras personas privadas de libertad, según Quipildor, es que brindan identidades falsas cada vez que reinciden en un delito.

Al margen de la reincidencia, en los penales del país se debe tomar en cuenta los reingresos, es decir, personas que son encarceladas porque cometen delitos, en más de una oportunidad, pero de diferente índole.

“Si se habla de reingreso, el porcentaje (en las cárceles de Cochabamba) es de aproximadamente 30 por ciento , por la comisión de diferentes delitos”.

Los hombres reinciden más que las mujeres, según Quipildor, en delitos relacionados con la Ley 1008 y robo agravado. En los últimos años se incorporaron violación y feminicidio.

La reincidencia en el país está en el orden del 16 por ciento , según un reportaje publicado por el diario Página Siete de La Paz.

La situación es más preocupante en esa ciudad. Según un funcionario de Régimen Penitenciario, citado por Página Siete, cinco de cada 10 personas que ingresan a la cárcel de San Pedro son reincidentes, es decir, que llegan al penal después de haber estado al menos una vez con detención preventiva.

OBSERVACIONES

El indulto por ‘causas humanitarias’ benefició a 5.121 privados de libertad de las cárceles de Bolivia, entre 2013 y 2016, pero esta iniciativa fue distorsionada, “porque permitió que algunos delincuentes peligrosos implicados en secuestros se hayan favorecido con la medida”, advirtió el ministro de Gobierno, Carlos Romero, el 28 de septiembre en la ciudad de La Paz.

En su percepción, delincuentes avezados (reincidentes muchos de ellos) fueron beneficiados con el indulto o con el procedimiento abreviado.

Muchos de los delincuentes reincidentes no tienen sentencia ejecutoriada. Se encuentran en las cárceles con detención preventiva “y por la falta de condena salen con facilidad. Eso forma parte de su actividad cotidiana, afirmó el decano en ejercicio del Tribunal de Justicia de Cochabamba, Óscar Freire.

Algunas personas que han cometido un delito logran una medida sustitutiva a la detención preventiva y hacen de la delincuencia su medio de vida, añadió.

A su turno, el representante del Defensor del Pueblo en Cochabamba, Nelson Cox, señaló que al margen de analizar por qué hay tanta reincidencia, es necesario destacar que se nota una carencia de política criminal por parte del Estado.



LOS REINCIDENTES

OPINIÓN conoció testimonios de privados de libertad que llegaron a la cárcel en al menos seis oportunidades, en algunos casos por incurrir en el mismo delito, y en otros porque cometieron otros crímenes. Varios de ellos alegaron su inocencia o argumentaron que se encontraban bajo el efecto de alguna droga.



PRONTUARIADOS

José Troncoso Galarza y Freddy Gonzales Hinojosa son dos delincuentes con amplio prontuario policial, según archivos de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (FELCC) a los que accedió OPINIÓN. Ambos están detenidos por robo agravado.

Freddy Gonzales Hinojosa, de 50 años, alias el Chico Freddy, fue denunciado en 34 oportunidades por diversos delitos: robo de especies, robo agravado, atraco, hurto de joyas y dinero, robo de vehículo y por delitos relacionados por la Ley 1008.

El Chico Freddy fue detenido por primera vez el 22 de octubre de 1983, hace 33 años, por robo y atraco. Su caso fue remitido al Ministerio Público.

Uno de los últimos delitos cometidos por esta persona, según los registros de la Policía, fue el 5 de abril de 2016 por atraco.

En algunos casos cumplió un arresto de ocho horas y recuperó su libertad, y en otros fue imputado formalmente por el Ministerio Público y enviado a la cárcel tras procesos en la justicia ordinaria.

En la división de Análisis Criminal de la FELCC, explicaron que el Chico Freddy trabaja con sus hijos Alex y Alejandro Gonzales García, quienes tienen antecedentes penales. Otro de sus cómplices es el delincuente conocido como El Chicharrón.

El Chico Freddy tiene la especialidad de monrrero, es decir, ingresa a los domicilios para robar y utiliza la violencia cuando es descubierto por sus víctimas, según explicó una policía de la FELCC.

José Troncoso Galarza es otro de los prontuariados que más veces ha sido detenido por la Policía, en 22 oportunidades, según la sección de Registros de la FELCC.

Troncoso tiene 55 años y delinque desde que era un adolescente de 17, aproximadamente. Tiene dos especialidades: monrrero y autero. Utiliza armas de fuego y es considerado “altamente” peligroso por sus víctimas y policías que atendieron varios de sus casos.

En el prontuario de esta persona se puede observar que fue acusado por hurto de dinero y robo agravado.



EMPIEZAN A LOS 15

Un oficial de policía de la FELCC, quien prefirió no identificarse, afirmó que los delincuentes que cuentan actualmente con un amplio prontuario policial empezaron a cometer delitos cuando tenían entre 15 y 17 años.

La mayor parte de los reincidentes son monrreros (roban en viviendas), auteros y atracadores.

Uno de los monrreros reincidentes es Ricardo Chacón Vargas, de 38 años, alias El Chunchu. En su prontuario se puede observar que fue detenido en cuatro oportunidades por la Policía por robo y tentativa de robo de vehículo.

Esta persona fue arrestada por primera vez cuando tenía 15 años.

El oficial de la FELCC aseguró que este antisocial fue encerrado en los penales de San Sebastián Varones y en Palmasola de Santa Cruz un poco más de dos años.

“Sigue delinquiendo porque se acostumbró al dinero fácil. Tiene una casa grande y otros bienes materiales”.

Cristian Boris Troncoso Soto es otro de los monrreros que ha cometido varios delitos, según registros de la Policía, y ha sido arrestado en más de una oportunidad, cuatro veces en los últimos años por robo, robo agravado, lesiones, falsedad ideológica y uso de instrumento falsificado.



LOS SENAS

Los hermanos Juan Choque Flores, de 35 años, y Henry Javier Choque Flores, de 38, son conocidos en el mundo del hampa por sus alias, el Senas Menor y el Senas Mayor, respectivamente.

Los dos hermanos, de especialidad monrreros y auteros, están detenidos en la cárcel de El Abra, según un oficial de Policía.

Son considerados peligrosos porque roban autopartes y vehículos utilizando armas de fuego.

LOS MACHAS

Conocidos por sus alias de Los Machas, están Pío Argenio Lizarazu Vargas, de 55 años, y Diego Armando Lizarazu León, de 33. Ambos trabajan con Ana María Santos Aguilar.

Pío fue detenido, según el registro de la FELCC, nueve veces por robo agravado y robo de especies, y Diego Armando ha caído siete veces.



LOS MONTECINOS

Algunos delincuentes trabajan en familia. Ese es el caso de Juan Carlos Montecinos Lizarazu, de 44 años (detenido en Santa Cruz), y Marcos Yerry Montecinos, de 48 (prófugo). Junto con ellos está Yonanet Sejas Montecinos, familiar de los primeros y parte de la banda.



NO SIENTEN TEMOR

Las personas que cometen un delito en reiteradas oportunidades ya no sienten temor de ser condenadas, no asumen sus errores y constantemente violan los derechos de los demás. No tienen sentimientos de responsabilidad o culpa, señaló la psicóloga María Esther Andrade Marín.

Los hombres, según la experiencia de Andrade en los penales, reinciden más en los delitos de robo agravado y violación, mientras que las mujeres incurren en la Ley 1008.

Las mujeres reinciden más en este delito porque tienen algún problema económico que no pueden resolver y se ven tentadas por personas que les ofrecen buenas ganancias.

Muchos de los reincidentes no han concluido su educación, porque no tuvieron la oportunidad o debido a que sus padres no les hicieron el seguimiento correspondiente.



SIN CONTROL

Las personas que reinciden en la comisión de delitos no tienen control sobre sí mismos, son impulsivos y tienen dificultad para apreciar los puntos de vista de los otros. Es decir, no tienen la capacidad de empatía, de colocarse en los zapatos del otro.

“Pueden ver a su víctima sufrir, y eso les genera más bien cierta satisfacción, especialmente a los agresores sexuales”.

Estas personas, según Andrade, tienen pocas capacidades cognitivas para solucionar los problemas que se les presentan.

Estas personas son, además, introvertidas y poco sociables.



NIEGAN EL DELITO

Las personas que cometen un delito una y otra vez suelen alegar su inocencia y negar el hecho, afirmó la psicóloga María Esther Andrade Marín.

La psicóloga habló con varios privados de libertad, acusados violación, quienes niegan haber cometido este delito. En su defensa, son capaces de contar historias racionales, como un mecanismo de defensa. La versión más común que suelen dar es que se trató de una relación consensuada, pero la explicación de la víctima es distinta.

Y el hecho de que esta persona no asuma su responsabilidad por un delito que ha cometido, impide que se rehabilite.

“Estos factores explican por qué estas personas no cambian su comportamiento y siguen delinquiendo. A las 24 horas de haber sido liberadas cometen otro delito”.

Los penales en cifras

* En siete penales de Cochabamba hay aproximadamente, 2.822 privados de libertad, entre hombres y mujeres, la mayor parte sin sentencia ejecutoriada.



* De acuerdo con datos proporcionados por la Dirección Departamental de Régimen Penitenciario, en el penal de El Abra hay 681 personas; en San Sebastián Varones, 703; en San Antonio, 493; en San Pablo de Quillacollo, 443; y en San Pedro de Sacaba, 241.



* En el penal de San Sebastián Mujeres hay 203 internas y en la carceleta de Arani aproximadamente 50 privados de libertad. La población que se encuentra en los penales de Cochabamba es fluctuante, toda vez que cada día salen e ingresan las personas.

SIN SENTENCIA

* Según los datos proporcionados por Régimen Penitenciario, el 73 por ciento de los privados de libertad en Cochabamba está con detención preventiva. Es decir, 2.058 de 2.822.



* La población de los hombres alcanza a 2.561, de los cuales 1.890 están con detención preventiva y 671 tienen sentencia ejecutoriada.



* En lo que se refiere a las mujeres, la población general es de 261 personas, de las cuales 168 están con detención preventiva y 93 con sentencia ejecutoriada.



* De los 2.822 privados de libertad que están en las siete cárceles de Cochabamba, el 90.8 por ciento es hombre (2.561) y el 9.2 por ciento restante mujer (261).

SIN REHABILITACIÓN

* En las condiciones en las que se encuentran las cárceles de Cochabamba, sin espacio físico ni clasificación de reos de acuerdo a los delitos cometidos, la rehabilitación es difícil, afirmó la psicóloga María Esther Andrade Marín.



* La profesional explicó que muchos de los reclusos que han cometido delitos leves están en riesgo porque conviven con los que han perpetrado asesinatos y violaciones.



* La cárcel se convierte en una “escuela” para los que cometen delitos leves, en la que aprenden a cometer otros crímenes, para sobrevivir, según Andrade.



* La persona que intenta cambiar es vista como débil y es víctima de burlas por parte de su compañeros.

Dos miembros de Cartel Family reconocen culpa

Adrián Gabriel V. y Diviana Alejandra P. O., supuestos miembros de la pandilla Cartel Family, reconocieron haber participado en la golpiza propinada a dos jóvenes en la calle Montevideo de la ciudad de La Paz, en febrero, y pidieron ser juzgados mediante proceso abreviado, informó el fiscal del caso, Oscar Campero.

�“Dentro de estos últimos dos meses o un mes, hubo ya solicitudes de forma escrita, oficiales, respecto a acogerse a una salida alternativa, el cual es el procedimiento abreviado; tenemos dos solicitudes efectivas, tanto del imputado Adrián Gabriel V. como de la señorita Diviana Alejandra P. O.�”, indicó a ANF el fiscal Campero.

El 27 de febrero, una pareja de jóvenes fue interceptada y brutalmente agredida por miembros de la mencionada pandilla de acuerdo a la grabación de las cámaras de seguridad del lugar; entre los agresores aparece Adrián Gabriel y Diviana Alejandra.

Campero dijo que Adrián reconoce su responsabilidad en la agresión, y pidió el procedimiento abreviado y una sanción de cinco años de reclusión.

De la misma forma, Diviana reconoció culpa y pidió una sanción de cuatro años y medio de privación de libertad.

El fiscal indicó que la documentación ha sido valorada y se espera la decisión oficial de la autoridad judicial que atiende este caso.

Han pasado más de ocho meses desde que se suscitó este caso y fueron imputadas cinco personas: Adrián Gabriel V., Yamil Andrés Ch., Alexander Boris A. M., Diviana Alejandra P. O., todos ellos con detención preventiva, Luis Martin M. A. con detención domiciliaria. Mientras que dos integrantes de la pandilla continúan prófugos de la justicia, entre ellos Fernando Rodrigo G. R. Todos fueron acusados por los delitos de asociación delictuosa, robo agravado y lesiones graves y leves. ANF.

Plazo de registro de armas vence el 14 de mayo

La ampliación del plazo para el registro de armas civiles vence el 14 de mayo de 2017. El director de Registro de Armas de Fuego y Municiones de Uso Civil (Reafuc) en Cochabamba, capitán Sandro Peñarrieta, explicó que el plazo se amplió por 180 días calendario a partir del 16 de noviembre y estos son los requisitos:

* Carta fundamentada dirigida al director del Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial (IITCU) que detalle el tipo de licencia solicitada.

* Fotocopia a color de la cédula de identidad que pruebe la mayoría de edad.

* Cualquiera de estos documentos: factura de compra del arma, documento de transferencia o una declaración jurada ante Notario de Fe Pública sobre el origen del arma (herencia, poseedor único).

* Certificado único de antecedentes policiales que se tramita en el segundo piso de Tránsito.

* Certificado de antecedentes penales del REJAP.

* Presentación del arma con cuatro cartuchos para prueba balística.

* Pago de valorados, según el tipo de licencia, en la cuenta del Ministerio de Gobierno del banco Unión (de 150 a 200 UFVs). Todo se deja en la EPI Norte, en la avenida Melchor Pérez y Rossevelt.

Otra vez cae El Tigre armado y será procesado

Juan Carlos Olmedo, alias El Tigre, es un conocido delincuente que tiene un voluminoso prontuario de más de 20 antecedentes delictivos. Fue capturado por la Policía en posesión de un arma de fuego y a bordo de un carro de lujo color ladrillo Suzuki y con placa 1608 KUY, en el kilómetro 3 de la avenida Blanco Galindo.

Si bien no fue sorprendido atracando, tenía un arma de fuego y de acuerdo a la Ley 400, las personas civiles están prohibidas de portar armas sin contar con una licencia. Hacerlo es un delito que tiene pena de cárcel y El Tigre lo sabía. Por ello, de inmediato les dijo a los policías que el plazo para registrar armas ha sido ampliado y, por tanto, no se le podía acusar de algún delito. Sin embargo, la norma advierte que portar armas modificadas (que antes eran de fogueo y ahora son de fuego) también es un delito y no pueden ser registradas. El revólver de El Tigre es modificado y será procesado penalmente.

El Tigre es el cabecilla de una banda integrada por nueve personas que se hizo conocida en 2012 por asaltar varias casas y negocios de Tiquipaya y Quillacollo, a punta de pistola. Se llevó televisores plasma, miles de dólares, armas y equipos. Entre sus víctimas estuvo el exarquero de varios equipos de fútbol, Mauricio Adorno, quien reconoció su billetera entre los objetos que la Policía secuestró y recuperó. Al futbolista la banda del Tigre le robó 15.000 dólares de su vivienda.

Uno de los integrantes de la banda fue el primo de Juan Carlos Olmedo, Humberto Gonzáles Olmedo alias El Ch’ila Tigre, quien luego de ser detenido en 2012, por los robos en Tiquipaya, se convirtió en la mano derecha del exdelegado del penal El Abra Édgar Ariel Tancara.

Ambos extorsionaron y torturaron a la población penitenciaria y fueron asesinados durante la matanza de El Abra, el 14 de septiembre de 2014. El Tigre, al haber violado los requisitos de su libertad condicional, tendría que volver a la cárcel, según autoridades de la FELCC.

Thursday, December 22, 2016

La zona central de La Paz es donde se producen más robos


La zona central de la ciudad de La Paz es más vulnerable a robos y hurtos agravados, mientras que en la laderas exiten más delitos contra la vida y las personas, según el mapa georeferencial delictual presentado por el Ministerio de Gobierno este martes, bajo el Plan Cuadrante de la Policía Boliviana.
Los sectores más vulnerables para los delitos de hurto son: la avenida Mariscal Santa Cruz; avenida 16 de Julio (El Prado) -en un porcentaje mínimo-, Cotahuma (ladera oeste de la ciudad) y la avenida Landaeta (zona central), según publica este miércoles el diario La Razón en su edición impresa.
Las zonas céntricas de San Sebastián, Pérez Velasco, plaza Murillo y plaza Camacho (avenida Simón Bolívar) son los sitios preferidos por los delincuentes para cometer robos agravados.
"El delito está presente donde hay mayor concentración de gente, donde hay más comercio. Allí donde hay ferias existena las condiciones que facilitan la comisión de delitos", explicó el coronel Winston Casso, director del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana (ONSC).
El estudio indica que en tercer lugar están los delitos contra la integridad de las personas, y el feminicidio ocupa el primer lugar con el 55,6% de casos; homicidios y asesinatos tienen el 22%.
A partir del mapa georeferencial, la Policía ajustará sus recursos humanos, inversión y mayor patrullaje. "Dependiendo del delito hay que hacer un estudio más pormenorizado para tomar las acciones para frenar la inseguridad ciudadana", afirmó Casso.

Santa Cruz es la ciudad con más robos en Bolivia



El departamento de Santa Cruz fue el que registró, durante este 2016, la mayor cantidad de violaciones y robos a escala nacional, según un informe del Ministerio de Gobierno. A su vez, la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, es la urbe donde más homicidios, feminicidios e infanticidios se cometieron en este año.


El estudio 'Georreferenciación del delito. Estado de situación de la seguridad ciudadana', realizado por el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana, reportó un total de 63.033 delitos ocurridos de enero a octubre de 2016 en el país.


Un tercio de los delitos se registró en el departamento de Santa Cruz (20.836), seguido por La Paz (14.171) y Cochabamba (10.249). Mientras que los departamentos con menos delitos son Oruro (1.599), Pando (1.747) y Beni (2.999).

Si se analiza por tipo de delito, el Ministerio de Gobierno reportó que en El Alto, la segunda ciudad más poblada del país con un millón de habitantes, se cometieron un total de 196 homicidios, asesinatos, feminicidios e infanticidios de enero a octubre, seguida muy por detrás por Santa Cruz con 60 y Cochabamba con 25.


Es decir, por cada 100.000 habitantes de El Alto se cometieron 26,1 delitos contra la vida, mientras el promedio en el resto de ciudades bolivianas es de 8,9 homicidios por 100.000 personas.

Santa Cruz es la ciudad boliviana con más casos de violaciones y abusos sexuales (1.204), lesiones a personas (1.177) y robos y hurtos (4.279), con tasas de estos delitos muy superiores al resto de las principales capitales del país.


Aunque es la tercera ciudad más poblada del país andino, La Paz está por debajo de la media en todos los tipos de delitos, y en los primeros diez meses de 2016 registró 2.924 casos, sobre todo delitos de tránsito (867), lesiones a personas (582) y robos y hurtos (530).


En incidentes de tránsito murieron 90 personas en La Paz, sobre todo por atropellos (27) en el período estudiado.

Según los datos del Gobierno, en la ciudad paceña hay 83 pandillas integradas por 3.022 personas.

Monday, December 19, 2016

Matan de forma violenta a dos jóvenes el fin de semana



Dos hombres fueron victimados de forma violenta entre la noche del sábado y la madrugada de ayer, según informó la Policía.
Un joven estudiante murió producto de graves heridas causadas con machete en todas las partes del cuerpo, después de ser atacado por un grupo de pandilleros.

Se trata de José Miguel Cusi de 19 años, que según sus familiares salió de su casa alrededor de las 22:30. Pidió dinero a su madre para ir a cenar y cuando caminaba por el barrio 16 de Julio, zona de Los Chacos, fue interceptado por varios sujetos. Su padrastro Braulio Mariño dijo que “él fue atacado con machete y tenía heridas en la cabeza, en la espalda y todas las partes del cuerpo. Lo trasladamos al hospital Japonés, pero murió ese rato”, dijo.

José Miguel Cusi le contó a su madre que estaba yendo a cenar con un amigo. Hace una semana que salió bachiller de un colegio y tenía el deseo de irse a estudiar a Brasil. Según la Policía, los autores del hecho son pandilleros que trataban de robarle y escaparon.
Agentes de la Policía realizan indagaciones y ya identificaron a uno de los amigos de la víctima para detenerlo y lograr esclarecer el suceso violento, que es atribuido a pandillas.

Una pelea de adictos
Otro hecho lamentable sucedió alrededor de las dos de la madrugada de ayer por la zona del Plan Tres Mil, a la altura del Mechero.
El fiscal del módulo policial Carlos Candia informó que un joven de 24 años falleció como consecuencia de heridas provocadas con cuchillo. Las pesquisas señalan que unos jóvenes adictos al consumo de drogas se encontraban en el lugar y fueron provocados por otros que les pedían dinero.

Tras un altercado, uno de los que provocaba fue atacado con cuchillo y sufrió heridas que le causaron el deceso casi de forma instantánea.
El cuerpo del infortunado no fue identificado y fue trasladado a la morgue del hospital municipal de la Pampa de la Isla para la autopsia de ley.
Dos sujetos, uno de 15 años, y otro de 19, cayeron presos.
El de 19 años admitió ser el autor del hecho, mientras que el menor actuó como cómplice. Ambos prestan declaraciones en la Fiscalía y serán puestos a disposición de la justicia ordinaria para definir la situación jurídica
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Robaron Bs 150 mil a familia alteña

Las cámaras de vigilancia ubicadas en una vivienda de la zona Villa Adela captaron el asalto a una familia, donde lograron sustraer aproximadamente 150 mil bolivianos.

Según información de la Agencia de Noticias Fides (ANF), padre e hijo se encontraban ingresando a su domicilio cuando fueron asaltados por cuatro personas que salieron de una movilidad que se acercó a toda velocidad. Logaron quitarles una mochila donde presuntamente llevaban los Bs 150 mil.

“Por atrás nos noquearon, no me di cuenta, nos apuntaron con un arma y me quitaron mi mochila”, relató el joven a la mencionada agencia, al momento de aclarar que el dinero provenía de un negocio realizado en Desaguadero.

Comentaron que por la inseguridad que se registra en el lugar instalaron una cámara de seguridad, cuyas filmaciones servirán de insumo para que la Policía investigue el hecho.

DROGA

En otro tema policial, personal de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) del aeropuerto de Viru Viru de Santa Cruz, halló cocaína camuflada en piezas de un juego de ajedrez que estaban en manos de un ciudadano mexicano. “En inspección que realizaron a equipajes en el sector de plataforma de la línea aérea Copa, vuelo 126, el personal y los canes antidroga detectaron algo sospechoso”, dijo el director general de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), Santiago Delgadillo, en contacto con los medios.

El vuelo que deseaba tomar era hacia Guatemala.

Friday, December 16, 2016

Cárceles en el país Hay denuncias de que se paga de Bs 3 mil a 10 mil por seguridad

La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb) denunció que en las cárceles del país se paga entre tres mil y 10 mil bolivianos a detenidos preventivos para tener seguridad y evitar ser objeto de violencia física y hasta sexual.

“No es una novedad que se cobren sumas exorbitantes para dar seguridad y protección a cualquier persona que ingrese con detención preventiva a la cárcel, estamos hablando de tres mil bolivianos, hasta 10 mil bolivianos en todo el país. Conocemos de manera extraoficial de que en la ciudad de Sucre la seguridad cuesta 3 mil bolivianos, sabemos que en La Paz son 10 mil, en Santa Cruz es mucho más caro todavía”, sostuvo el vicepresidente de Derechos Humanos, Edgar Salazar.

La seguridad en las cárceles genera preocupación mucho más con las recientes dos muertes en la cárcel de San Pedro de La Paz.

En criterio de Salazar no existe un control en los centros penitenciarios, por parte de los directores o gobernadores.

Lamentó que en los penales de máxima seguridad, así como en los panópticos menores del país hacen falta más aspectos de seguridad, sugirió el aumento de cámaras de seguridad.

Thursday, December 15, 2016

Reo sin vida, en penal de San Pedro

Un privado de libertad de 28 años de edad fue encontrado sin vida este miércoles en la sección Cancha del penal de San Pedro de la ciudad de La Paz.

Según la información de la Dirección General de Régimen Penitenciario, personal de seguridad del penal se percató de la existencia del cadáver a las 13:55.

Luego, el cuerpo sin vida fue identificado como Néstor Erick Arroyo Aranda, quien se encontraba preso desde el 28 de julio de 2015 cumpliendo una condena por robo agravado.

Al momento, se presume que el privado de libertad murió por asfixia mecánica por ahorcamiento, sin embargo, este extremo está en pleno proceso de investigación.

Personal de Homicidios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) hizo el levantamiento legal del cadáver a las 14:45.

Wednesday, December 14, 2016

Sólo acaban trámites 11 de 61 agencias de seguridad



La Jefatura Departamental de Control de Empresas Privadas de Vigilancia (Jedecev) identificó que a la fecha sólo 11 empresas de seguridad llegaron a la culminación de sus trámites de un total de 61 que funcionan en Cercado.

Las empresas consideradas totalmente “legales” son MMB Security, Ciclopes, ESPP Lion’s Seguridad, SEMM Seguridad Privada, Cefes Vigilantes Privados, Serviproc, Seguridad Decurión, Seguridad GIPS, International Escort Team, Bolivian Pest Control y Spbol. En tanto, existen 28 ilegales y 22 “en etapa de adecuación” por observaciones en sus trámites.

El responsable de Jedecev, Jesús Machicado, explicó que entre los operativos realizados a locales de la Blanco Galindo se identificaron a 22 guardias privados ilegales a quienes se les secuestró gases, toritos, manillas, manoplas y otros objetos no autorizados para su uso.

En un el último operativo desarrollado el pasado viernes, llevaron hasta sus oficinas a seis vigilantes notificados sobre su irregularidad para reiterarles que deben oficializar su trabajo como seguridad.

El jefe policial alertó a las personas que contratan los servicios de guardias de seguridad tener cuidado porque existen al menos 100 personas que trabajan de manera individual haciendo de vigilantes, por lo que pueden correr el riesgo de ser víctimas de robos, secuestros y otros hechos delictivos.

En Latinoamérica Bolivia por debajo de 50% del índice de criminalidad

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, informó que Bolivia está por debajo del 50% del índice de criminalidad en Latinoamérica, debido a la aplicación de planes y estrategias de prevención del delito. Sin embargo, éstos se incrementan en las principales ciudades del país.

“A nivel de Latinoamérica, Bolivia se encuentra por debajo del 50 por ciento del promedio del incide de criminalidad, pero es indudable que las tareas de seguridad ciudadana requieren un accionar permanente del Estado”, apuntó.

Ese promedio, dijo, se debe a la implementación de estrategias y los planes ‘Chachapuma’, ‘Ñandereko’ y ‘Tukuy Rikhuy’ referidos con operativos de seguridad ciudadana, prevención de delitos y reacción inmediata ante acciones delictivas.

Romero detalló que el 2014 se reportaron 104.422 delitos en unidades policiales a nivel nacional, el 2015 la cifra fue de 103.170 y en el primer semestre de este año se registraron 51.021 delitos.

Añadió que un tercio de esos delitos representa casos de violencia intrafamiliar o doméstica y que lamentablemente Bolivia registra un índice alto con 33.920 en 2014 y 37.761 en 2015.

Después están los hechos de tránsito, que representan otro tercio: 31.000 casos en 2014, 30.000 en 2015 y 15.000 en el primer semestre del 2016.

Luego mencionó los delitos contra la propiedad con 19.800 casos en 2014, 16.000 en 2015 y 8.000 en el primer semestre del 2016.

Los delitos contra las personas aparecen con al menos 9.000 casos en promedio, apuntó Romero.

Tuesday, December 13, 2016

Bolivia y China firman convenio para implementar nuevo sistema de seguridad ciudadana



Bolivia y China firmaron hoy un convenio para la implementación del proyecto 'Sistema Integrado de Seguridad Ciudadana BOL-110', con el objetivo de instalar un comando encargado de monitorear y ordenar operativos contra actos delincuenciales en lugares públicos y vehículos del transporte público.

El convenio fue suscrito por la ministra de Planificación del Desarrollo, Verónica Ramos, y el embajador chino, Wu Yunshuan.

En este contexto, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseguró que se implementarán diferentes sistemas de seguridad en espacios abiertos y cerrados para identificar situaciones irregulares que puedan constituirse en crímenes contra la ciudadanía.

Se prevé que este convenio ayude a ejecutar dos proyectos: un comando de seguridad en La Paz y el desarrollo de un sistema de vídeo-vigilancia en seis ciudades del país.

Bolivia y China firman convenio para instalar Sistema BOL-110 de Seguridad Ciudadana pic.twitter.com/iKRHWaf44W

— MinisteriodeGobierno (@MindeGobierno) 13 de diciembre de 2016

Monday, December 5, 2016

Mueren dos internos en la cárcel de Chonchocoro



Dos internos de la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro (La Paz) murieron durante el fin de semana. Uno apareció estrangulado y otro fue apuñalado. La Policía inició las investigaciones para esclarecer ambos hechos.

"Habría muerto por estrangulamiento, en este momento ya se encuentra en investigación, se manejan la hipótesis de que fuera suicidio o hubieran participado personas para quitarle la vida", dijo a radio Fidel el director de Régimen Penitenciario, Jorge López, sobre el primer caso.

El interno que respondía al nombre de Rolando Eliseo Cotatiti Javier de 28 años quien fue transferido hace dos años del penal de San Pedro (Oruro), sentenciado por el delito de narcotráfico; el segundo caso involucra a Johny Chambi Quispe de 30 años de edad, transferido del penal de Palmasola (Santa Cruz), quien cumplía una condena máxima por el delito de asesinato y robo agravado.

"Estaba en la sección 'C' estaba cumpliendo una condena por el delito de asesinato y robo agravado, él fue trasladado de Palmasola el año 2013", acotó la autoridad. Los hechos fueron reportados por la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de Viacha que también se ha hecho cargo de las investigaciones.